martes, 29 de enero de 2013

#OpenDraghi

El hecho de que Draghi vaya a intervenir en el Congreso de los Diputados a puerta cerrada y sin taquígrafos, no es sino un signo más de lo que ya era evidente.

Nos gobierna gente a la que no podemos escuchar, dándole órdenes a las personas que, en principio, han sido elegidas por la ciudadanía. Además, como la agenda del Sr. Draghi es tan apretada, se pasa por el arco del triunfo lo que los políticos tengan que decirle, limitando a 6 irrisorios minutos el tiempo que tienen para dirigirse a él.

No conozco a nadie que haya votado a las elecciones del BCE, y sin embargo nos toca comernos todas las condiciones que nos impone, sin chistar. Bueno, sí, podemos manifestarnos en contra de la austeridad, de los desahucios, a favor de la sanidad y la educación públicas, pero todas estas manifestaciones y huelgas dan tanto resultado como comentar el culebrón de A3 con una vecina, lo que viene siendo 0.

El Sr. Draghi dirá lo que tenga que decir, el gobierno acatará, el PSOE hará una tímida crítica, IU se indignará y UPyD pedirá la ilegalización de los diputados que tuiteen la sesión.

Alguien en twitter hará comentarios ingeniosos y mordaces sobre bajadas de pantalones, alguien en una tertulia dirá que no podemos gastar más de lo que ingresamos, alguien en la cola del súper dirá que son todos iguales, y no cambiará absolutamente nada. Dentro de 15 días veremos los resultados de la visita en forma de decreto o propuesta, y por más que pataleemos, no servirá de nada.

Agradezco, no obstante a los dos diputados de IU, su disposición a encender por lo menos una lamparita de lectura en el congreso. Espero que sus 6 minutos los aprovechen para decirle que la ciudadanía le ruega encarecidamente que se vaya al infierno con sus medidas, y que deje de jodernos un poquito.

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